Probablemente ya escuchases hablar del refuerzo positivo en múltiples ocasiones pero, por si acaso, vamos a hacer una breve introducción para asegurarnos que se entiende la segunda parte de este artículo.
El refuerzo positivo es una técnica de modificación de conducta que tiene como objetivo aumentar la probabilidad de que se repita la conducta que ha sido emitida, para ello, después de que el niño o niña emita la conducta se le aplica una consecuencia positiva o reforzador. Veamos un ejemplo:
María después de comer se ha puesto ella solita a hacer los deberes y los ha terminado en poco tiempo haciendo bien todos los ejercios. Si yo quiero reforzar esta conducta para que sea más probable que se repita en un futuro la reforzaré, por ejemplo: “María, estoy orgulloso de ti, has sido muy responsable poniéndote a hacer los deberes tú sola y además los has hecho genial”.
Habitualmente llega un momento en que se nos acaba la variedad de los refuerzos positivos que solemos emplear y estos disminuyen el impacto que tienen en nuestros hijos o hijas, de ahí el motivo de este artículo.
Diferentes tipos diferentes de refuerzo positivo
Refuerzo positivo de las palabras: Es el que hemos visto en el ejemplo de María, consiste en verbalizar cosas positivas sobre la acción que acaba de hacer. Es importante que este refuerzo positivo sea congruente con el lenguaje no verbal que tenemos al hacerlo. Es decir, de nada vale (o incluso es contraproducente) decirle “Muy bien cariño” si nuestro lenguaje no verbal indica que estamos enfadados.
Refuerzo positivo de los regalos: Podríamos hablar aquí del típico ejemplo de ese niño que se ha portado bien y se le regalan unos cromos o unas chuches. Fácil de aplicar pero con múltiples “efectos secundarios” cómo el desarrollo de la tolerancia y que cada vez necesite premios más grandes.
Refuerzo positivo del dinero: “¡Como has sacado un sobresaliente en el examen te doy estos 10€ para que te compres algo!” Evitemos este tipo de refuerzo porque sobre todo si está relacionado con lo académico estaremos haciendo que pierdan su motivación intrínseca por el aprendizaje. Hay muchos estudios sobre este tema que podéis encontrar en internet si estáis interesados en ello.
Refuerzo positivo del tiempo: Quizás el más deseado por los peques. Reforzar esa conducta mediante periodos de tiempo con ellos en los que hagamos cosas juntos que les gusten: jugar a un juego de mesa, hacer una receta, jugar a la consola con ellos, ir a dar un paseo o jugar en el parque … lo importante es que sea algo que se haga en común.
Refuerzo transitivo: No sé si por aquí algún lector o lectora ha conocido igual que yo la frase “ya verás cuando venta tu padre/madre”, es decir, el uno le decía a la otra lo mal que el niño había hecho algo. Cambiemos esto, cuando la otra parte de la pareja entre por la puerta digámosle lo contentos que estamos con el menor o lo bien que ha hecho algo. En el caso de María podría ser algo como: “Sabes cariño, hoy estoy súper orgullosa de María porque se ha puesto ella a hacer los deberes sin que le tuviese que decir nada y los hizo genial”
El conocer los diferentes tipos de refuerzo positivo nos puede ayudar a ir variando el que aplicamos en cada momento para no “desgastarlos” por usar siempre el mismo, además cada niña es más sensible a un tipo de refuerzos que a otros, así que será de vital importancia conocer cual es el que funciona mejor con ella.
Juan Ramos Diez
Psicólogo