En esta sección no os olvidéis de visitar también Valoración y Tratamiento

Desde ANHIDACORUÑA llevamos años escuchando el eterno debate sobre la valoración y diagnóstico del trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) Es importante que las personas que estáis accediendo a esta página tanto por inquietud como por desesperación, tenéis que tener claro que este Trastorno del Neurodesarrollo es crónico y que su nomenclatura, sus criterios de diagnóstico y la forma de tratarlo han ido variando a lo largo de todos estos años.

A menudo, oímos expresiones como “El TDAH no existe”, “El TDAH es un invento de las farmacéuticas”, etc… y desde nuestra asociación sentimos una importante aflicción por el daño continuado que se le hace gratuitamente a muchas familias que tienen que sobrellevar la situación cuando uno de sus miembros presenta este trastorno. Si se molestasen en indagar en lecturas con evidencias científicas o compartir un día con familias en las que hay uno o varios miembros con TDAH, estamos seguros que no continuarían con esta forma de pensar, a no ser que esto les suponga un importante beneficio económico.

Una buena premisa es conocer la evolución histórica de la argumentación científica y del proceso evolutivo:

En 1775, aparece una primera referencia en el libro Der Philosophische Arzt del médico alemán Weikard. En uno de sus capítulos describe las personas con dificultades atencionales que además eran imprudentes, descuidados, desorganizados, inconstantes…

Con el paso de los años, médicos psiquiatras han ido describiendo cuadros clínicos que incluían las principales características de lo que actualmente conocemos como TDAH, pero no fue hasta 1902, cuando Still referenció científicamente el TDHA como Trastorno.

En 1992, el CIE-10 (Clasificación Internacional de la Enfermedades y Trastornos relacionados con la Salud Mental) reconoce el TDAH como un Trastorno hipercinético del comportamiento y en 1994 el DSM-IV (Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) introduce los tres subtipos: INATENTO, HIPERACTIVO-IMPULSIVO y COMBINADO.

Actualmente en ANHIDACORUÑA nos basamos en los criterios del manual de diagnóstico DSM-V entre otros, para poder detectar la presencia de TDAH, especificando la gravedad actual teniendo en cuenta el deterioro del funcionamiento académico, social o laboral.

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Indicadores de TDAH

DÉFICIT DE ATENCIÓN

  • A menudo no presta atención suficiente a los detalles y comete errores por descuido tanto en las tareas escolares como en otras actividades.
  • A menudo tiene dificultad para mantener la atención en las tares.
  • A menudo tiene dificultad para organizar tareas o actividades.
  • A menudo evita tareas que le requieren esfuerzo mental.
  • A menudo no sigue las instrucciones que se le indican.
  • A menudo parece no escuchar cuando se le habla.
  • A menudo pierde cosas necesarias para las tareas (lápices, libros, ejercicios escolares, agenda …).
  •  A menudo es descuidado y olvidadizo en las actividades diarias (lavarse los dientes, vestirse, recoger sus cosas).
  • A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
  • A menudo tiene dificultad para prestar atención a dos estímulos distintos ( por ejemplo, leer lo que está en la pizarra y escribirlo en el cuaderno).

HIPERACTIVIDAD

  • A menudo mueve en exceso manos y pies y se retuerce en el asiento.
  • A menudo le cuesta quedarse sentado cuando lo debe hacer.
  • A menudo corre o trepa en situaciones inapropiadas.
  • A menudo le es difícil jugar o participar en actividades de forma tranquila.
  • A menudo “está en marcha” y suele actuar cómo si tuviera un motor.
  • A menudo habla en exceso.
  • A menudo expresa las emociones con mayor intensidad.
  • A menudo va de un lado a otro sin motivo aparente.
  • A menudo le cuesta esperar su turno.

IMPULSIVIDAD

  • A menudo actúa sin pensar.
  • A menudo habla en momentos poco oportunos o responde precipitadamente a preguntas que todavía no se han acabado de formular.
  • A menudo interrumpe a los demás o se entromete en sus asuntos.
  • A menudo interrumpe en juegos y explicaciones.
  • A menudo es poco previsor y olvida planificar.
  • A menudo se muestra impaciente y tiene dificultad para aplazar una gratificación.
  • A menudo pierde con facilidad la paciencia.
  • A menudo tiene mal humor o irritabilidad.
  • A menudo no sabe perder y se pelea por cualquier cosa.
  • A menudo destroza sus propias cosas y las de otros.