En otro artículo hablábamos sobre la regulación emocional en el TDAH, ya que es común que exista un manejo deficiente de las emociones y que se vivan de forma más intensa y más duradera. Este aspecto unido a la impulsividad y a la baja tolerancia a la frustración puede resultar un coctel explosivo en los niños y niñas con TDAH para perder el control en situaciones que generan frustración y enfado.
Es importante que el niño o niña con TDAH poco a poco sea más consciente de su enfado y de todo lo que rodea al enfado (las sensaciones de su cuerpo, los pensamientos de ese momento, la situación en la que está, lo que pasa antes de la explosión…). Realizar estos ejercicios de autoconocimiento le ayudará más tarde llevar a cabo estrategias y “trucos” que le permitan autorregular sus emociones de forma más efectiva.
¿Cómo podemos ayudarlo a identificar sus emociones?
Existen muchas opciones lúdicas que nos pueden ayudar a que nuestros chicos y chicas con TDAH vayan aumentando su vocabulario emocional e identificando qué situaciones le producen qué emociones. A continuación os proponemos alternativas sencillas:
Leer libros
El Emocionario, el Monstruo de Colores, El Gran Libro de las Emociones, Los tentáculos de Blef… Se tratan de recursos muy útiles para aprender sobre nuestras emociones.
Para aquellos que no posean estas lecturas puede ser útil para los más peques el vídeocuento del Monstruo de Colores
Juega
Crea tu dado de las emociones y juega con él. En cada cara del cubo se ubican una emoción (alegría, tristeza, enfado, asco, sorpresa…). Para ello solo necesitas unas tijeras, folio o cartulina, pegamento y el plano de un dado. Os ponemos ejemplos de cubos imprimibles que circulan por internet pero… ¡siempre puedes crear el tuyo de forma artesanal y pintar las emociones a tu gusto en un dado en blanco!
Para jugar al dado de las emociones cada participante tira el dado y comenta una situación que haya vivido que le haya hecho sentir esa emoción (por ejemplo: si me toca tristeza puedo comentar que me sentí triste la semana pasada cuando mi amigo se enfadó conmigo y dejó de hablarme).
Juega a ¿qué emoción tengo en la frente?: Para jugar solamente necesitas post-its (o bien papel y celofán) y un lápiz o boli. Escribid en los post-it diferentes emociones. Se juega por turnos y, en cada turno, la persona se pone el post-it con esa emoción en la frente. El resto de participantes del juego aportan situaciones en las que hayan sentido esa emoción. La tarea de la persona es adivinar qué emoción tiene en la frente (por ejemplo: Si la persona tiene la palabra miedo en su frente los demás dicen situaciones en las que hayan sentido miedo “eso lo siento cuando monto en avión”, “eso lo siento cuando alguien me grita…” hasta que la persona adivine de qué emoción se trata).
¡Son herramientas sencillas que permiten mejorar el vínculo con nuestra familia y además aprender sobre nuestras emociones y las de los demás!
¿Cómo puede empezar a conocer el enfado y sus grados?
Os aportamos dos ideas que se encuentran de forma gratuita en internet y que permiten a los más peques entender mejor su enfado.
Por una parte existe el termómetro del estado de ánimo, que nos permite localizar en un continuo nuestro enfado (que va de la calma hasta la explosión de ira) y relacionar el enfado con la situación en la que se ha dado. Click aquí para más información.
Otra alternativa puede ser la del Semáforo, que permite clasificar nuestro enfado en tres niveles que corresponden a los colores del semáforo. Click aquí para más información.
Es importante hacerlos conscientes de la parte cognitiva (pensamientos que alimentan el enfado), la fisiológica (la tensión muscular, el aumento de la tasa cardíaca o otros aspectos fisiológicos relacionados con el enfado) y de la parte conductual (la forma de exteriorizar su enfado).
No siempre es necesario que utilicemos grandes materiales o recursos, conversar y reflexionar de forma calmada sobre las situaciones por las que pasa en su día a día que generan emociones intensas les ayuda a identificar poco a poco lo que sienten.