El refuerzo positivo es una de las mejores herramientas que tenemos para guiar el comportamiento de nuestros hijos, especialmente si tienen TDAH. ¿Por qué?

Porque en esta sociedad estamos acostumbrados a señalar aquellas cosas que se hacen mal y esto, en los niños con TDAH pueden ser un montón de cosas a lo largo del día, sin embargo en contadas ocasiones reconocemos el mérito o alabamos aquello que hacen bien porque … “es lo que tienen que hacer”. El reforzar aquello que hacen bien busca que aumente la probabilidad de que lo vuelvan a realizar de ese modo en un futuro, pero ojo, no se trata solo de dar premios o decir “muy bien”, hay formas más efectivas de reforzar su conducta. Vamos a ver cómo hacerlo de manera práctica y adaptada a cada niño.

¿Qué es el refuerzo positivo y por qué es clave?

El refuerzo positivo consiste en recibir algo que te gusta después de hacer una conducta que queremos que se siga repitiendo en el tiempo, este refuerzo podrá aumentar la motiviación hacia la tarea y hara que crezca la probabilidad de emitir esa misma conducta en el futuro. ¡Tranquilidad!, esto no quiere decir que vayas a tener que darle dinero cada vez que haga algo que quieras que lo mantenga en el tiempo o que constantemente tengas que estar diciendo “Muy bien cariño, lo has hecho genial”, hay más modos de hacer un refuerzo positivo.

Tipos de refuerzos positivos

1. Refuerzo de las palabras: Más poderoso de lo que parece

A veces, un simple “¡Qué bien lo has hecho!” o un abrazo vale más que cualquier regalo. Los niños buscan aprobación, así que usar palabras y gestos para mostrarles que nos gusta su conducta es fundamental. Por ejemplo, si tu hijo recoge sus juguetes sin que se lo pidas, en lugar de solo decir “gracias”, prueba con: “Me encanta que hayas recogido tus cosas sin que te lo recordara, eso me ayuda mucho”. Verás cómo sonríe y lo hace más veces.

2. Refuerzo Material: Con moderación, pero útil

Las pegatinas, premios pequeños o un detallito especial pueden ser buenos incentivos, siempre que no se conviertan en un soborno constante. Si le das algo físico cada vez que hace algo bien, dejará de hacerlo cuando el premio desaparezca o incluso pedirá que el “premio” aumente en cantidad o forma. Lo ideal es combinarlo con otros refuerzos y usarlo solo en momentos clave.

3. Refuerzo de tiempo en familia

Este es uno de sus favoritos porque permite que puedan seleccionar una actividad que les guste para disfrutar en familia, algo que valoran mucho cuando son pequeños y que debido al estrés y las ocupaciones del día a día es un bien escaso.

4. Refuerzo Natural: El más valioso de todos

En el refuerzo natural el niño experimenta por sí mismo los beneficios de su buena conducta. Si estudia, saca buenas notas. Si ayuda en casa, le damos más independencia. Aquí es donde queremos llegar a largo plazo, porque así no dependerá de premios externos para hacer lo correcto.

5. Refuerzo transitivo: El inesperado

Recuerdo cuando era pequeño y hacía algo mal, mi madre se enfadaba y en algunas ocasiones me decía “ya verás cuando venga tu padre” lo cual infundía en mi temor, hacía que mi padre adquiriese el rol de malo y yo esperase con miedo a que él llegase de trabajar. ¡Démosle la vuelta a esta situación! Reforcemos la conducta de nuestro hijo diciéndoselo a la otra parte de la pareja cuando llegue a casa “Cariño, estoy super contento, hoy María se ha puesto ella sola a hacer los deberes y los ha terminado rápido y bien” El poder de este refuerzo suele ser muy grande porque no se lo ven venir.

6. Refuerzo económico: El que te acabará haciendo pobre

Desde mi opinión el menos recomendable de todos. ¡No lo mezcles nunca con lo académico! o de lo contrario tu hijo o hija perderá la motivación intrínseca por el aprendizaje. Lo más probable es que si empleas este tipo de refuerzo desarrolle cierta tolerancia al dinero, es decir, que si le das 1€ la primera vez después acabe queriendo 5€ y te lo pedirá de manera encarecida porque ya ha hecho su trabajo.

Errores que solemos cometer con los refuerzos positivos (y cómo evitarlos)

1. No tener en cuenta sus características individuales

Tu hijo o hija es único y por ello tiene sus propios intereses y motivaciones, esto nos lleva a tener que adaptarnos a esos gustos y de ese modo adaptar los refuerzos, algunas personas prefieren los elogios, otros disponer de tiempo con su familia, otros los regalos … Conoce a tu hijo y trata de ir aplicando aquello que mejor pueda funcionar.

2. Aplicar siempre el mismo refuerzo

Si siempre utilizo el mismo tipo de refuerzo aunque sea el que mejor se adapte a sus características va a hacer que acabe perdiendo efectividad, lo viciaremos y ya no tendrá valor, así que es necesario ir intercalando diferentes tipos de refuerzos para que todo funcione mejor.

3. Ser insconstante

Conseguir un cambio requiere de tiempo, así que no te pienses que en dos días va a hacer todo fenomenal, esto es una tarea a medio plazo y necesitará que esos refuerzos sean mantenidos en el tiempo hasta que ya adquiera la rutina o el hábito de esa conducta que estamos buscando.

Entonces ¿el refuerzo positivo es como magia?

No es magia, pero puede ayudar a cambiar ciertas cosas, eso sí, requiere de la implacación y la constancia de la familia para aplicarla durante un tiempo, pero más allá de que la conducte cambie completamente o no estaremos reconociéndole a nuestro hijo o hija que hay cosas en su día a día que hace bien y esto es sumamente importante para su autoestima y su autoconcepto.


Juan Ramos

Psicólogo