Bienvenido de nuevo a este blog querido lector, llevaba ya unos minutos reflexionando sobre un tema a escribir cuando de repente me acorde de una publicación para las redes sociales de ANHIDACORUÑA que había realizado mi compañera Ana sobre el locus de control.

Tal vez, estés aquí leyendo esto, pero no hayas tenido la oportunidad de leer su publicación así que voy a tratar de explicar con otras palabras y otras vivencias de que va esto del locus de control.

Me gusta explicarlo haciendo alusión a los “buseros” (dedicado a todos aquellos que conducían el 6 y el 6A que tantas veces me llevó a entrenar a los campos de la torre), y me gusta este ejemplo porque de algún modo yo he ido cambiando a lo largo del tiempo mi tipo de atribución y he pasado por los dos ejemplos que vengo a relatar.

  • Juan son las 18:25, llegas casi media hora tarde aquí ya han terminado de calentar, ¿y ahora qué hago contigo?
  • Ya lo sé, pero no ha sido culpa mía, es que el busero pasó 5 minutos antes de tiempo y corrí detrás del bus, incluso le golpeé en la puerta para que me abriera, pero se fue sin mi … y el siguiente pues ya vino con retraso.

He de reconocer que esta historia la he contado en más de una ocasión, pero no se ajusta demasiado a la realidad, normalmente perdía el bus porque me entretenía en casa jugando a algo o porque por el camino iba a otras cosas y tardaba más de lo necesario en hacer el trayecto. Sin embargo, la responsabilidad de llegar tarde a entrenar la externalizo en la persona del busero despiadado y sin corazón que, aunque golpee en la puerta me ignora provocando de ese modo que llegue tarde al entrenamiento. Esto es lo que se conoce como locus de control externo.

Repitamos la escena de mi llegada tarde al entrenamiento, pero ahora desde lo que sería un locus de control interno.

  • Juan son las 18:25, llegas casi media hora tarde aquí ya han terminado de calentar, ¿y ahora qué hago contigo?
  • Ya lo sé, lo siento, me entretuve jugando a la consola y perdí el bus.

En este caso vemos que se atribuye la responsabilidad de llegar tarde a uno mismo, es decir, yo estaba distraído y esto me hizo llegar tarde a la parada. En este modelo de locus de control la persona entiende que sus actos le llevarán a tener unas consecuencias u otras, es decir, si el próximo día baja un rato antes a la parada será capaz de llegar en hora a entrenar.

Esto es sólo uno de los múltiples ejemplos que podemos observar en día a día de nuestros hijos e hijas, aquí os dejo unas frases típicas que os permitirán identificar que tipo de locus de control tienen los peques de la casa.

Locus de control externo

  • Suspendí porque el examen era muy difícil
  • Me castigaron porque me hiciste mal la mochila y no llevé el compás
  • Siempre juega Roque en mi puesto porque es el enchufado del entrenador
  • No felicité a papá porque tú no me recordaste que era su cumpleaños

Locus de control interno

  • Suspendí el examen porque no le dediqué el tiempo suficiente a prepararlo
  • Me castigaron porque no revisé el horario y se me olvidó el material
  • No estoy jugando de titular porque no me estoy esforzando lo suficiente en los entrenamientos.
  • Se me olvidó que era el cumpleaños de papá y no lo felicité.

Las consecuencias en nuestro día a día del tipo de locus de control que tengamos son muchas y, sin lugar a duda, afectarán mucho al desarrollo vital de nuestros hijos e hijas, pero eso lo dejo para otro artículo.

Juan Ramos

Psicólogo