¿Cómo os quedáis si os digo que el aburrimiento es una herramienta valiosísima para nuestros hijos? Me diréis que no, que es mentira, que no sé lo que digo… Pues bien, el aburrimiento es maravilloso para fomentar la creatividad, la autonomía y la paciencia (increíble, ¿eh?). Para que veáis que no os engaño, os voy a explicar brevemente el porqué hay que dejar que los niños se aburran y no buscar entretenerlos y tenerlos ocupados constantemente.

  1. Cuando nuestros hijos se enfrentan al aburrimiento, se ven “obligados” a entretenerse por sí mismos. Esta necesidad de ocupar su tiempo puede dar lugar a que inventen su propio juego, creen historias e incluso realicen actividades (o manualidades) con los materiales más insospechados (hacer un avión a base de unir varias botellas de plástico, por ejemplo). Esta falta de estímulos externos les permite que su mente divague y explore nuevas ideas, lo que contribuye al desarrollo de habilidades creativas.
  2. El aburrimiento les proporciona la oportunidad de tomar el control de su propio tiempo y entretenimiento. En lugar de depender de estructuras externas, como la planificación y organización de actividades (extraescolares, academias, pasantías…), aprenderán a tomar decisiones independientes sobre cómo pasar su tiempo. Este proceso fomenta su autonomía y su capacidad de asumir la responsabilidad de sus elecciones.
  3. Al experimentar la sensación de estar desocupado o aburrido, aprenderán a tolerar la incomodidad, a tener paciencia y a buscar soluciones creativas para salir de esa situación.
  4. Cuando los niños no tienen una agenda preestablecida, tienen la oportunidad de explorar sus propios intereses, hobbies y pasiones. Esto no solo fomenta un mayor autoconocimiento, sino que también pueden descubrir actividades que se le den bien (manualidades varias, la fotografía, tocar algún instrumento…).
  5. La sobreexposición a estímulos constantes puede afectar la capacidad de los niños para concentrarse y esperar. El aburrimiento, al contrario, les brinda la oportunidad de aprender a esperar y a mantener la atención en una tarea por más tiempo. Esta mejora en la concentración puede tener beneficios significativos en el rendimiento académico (¡sorpresa!).

En un mundo cada vez más orientado hacia la estimulación constante, dar a los niños el espacio para explorar su creatividad, autonomía y su capacidad de espera a través del aburrimiento puede ser esencial para prepararlos para los desafíos que se le presenten a lo largo de su vida.

Yaiza González Simón

Pedagoga